En la actualidad, son muchas las acciones que se están llevando a cabo a nivel mundial por la inclusión de Personas Con Discapacidad (PCD) y de diferentes grupos poblacionales; aquellos que históricamente han sido relegados por una sociedad que se ha creído el cuento de que la inclusión es una “buena acción” “que hacemos por unos cuantos menos afortunados”.
Nada más lejos de la realidad, de esta realidad que nos muestra con experiencias y numerosos ejemplos de vida, que la inclusión se traduce en convivencia, en equidad. Que todos los seres humanos desde nuestra diversidad somos capaces, capaces de soñar, de creer y de cumplir las metas que nos trazamos. Que los obstáculos, esos que encontramos en el contexto, en el entorno social pueden ser derribados, sí y solo sí dejamos de pensar en “aquellos que tienen discapacidad” en “ellos, que son de otra cultura”.
La discapacidad no se tiene, la crea el entorno, la cultura, se vive y se comparte, mejor aún, se enriquece. Hacemos el cambio dejando la indiferencia, capacitándonos, asumiendo nuestra responsabilidad en hacer la inclusión parte de nuestra vida.
Seamos Personas con Discapacidad o no, pertenezcamos a una comunidad indígena, un grupo raizal, afros, migrantes… o no. Asumimos nuestra responsabilidad cuando salimos de nuestra zona de confort e iniciamos el cambio desde nosotros mismos, por ejemplo, adquiriendo y usando el vocabulario correcto, el vocabulario inclusivo. Muchas veces nos resistimos a corregir los términos que usamos, porque “así hemos hablado toda la vida” o porque es que cada día salen con algo nuevo.
Los cambios que se van presentando día a día se deben a que, desde la ONU, la UNESCO y diferentes organizaciones a nivel mundial, hacen un arduo trabajo por reivindicar los derechos y la dignidad de las PCD y de las personas en situación vulnerable debido a su raza, etnia y/o cultura, entre otros factores.
Dichos cambios van más allá de la manera como nos expresamos. Es importante, de hecho, es urgente hacer un cambio de paradigma que nos permita erradicar la dicotomía social y educativa que nos aqueja actualmente.
De acuerdo con la UNESCO, “la inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema, sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad” … (UNESCO 2005).
Este es un compromiso que todos, desde nuestra humanidad, debemos asumir, más allá de sentirnos obligados por las normas, leyes y decretos. Es reconocer la otredad.
Durante años, la lucha por la inclusión ha sido ardua y continuamos en ella. ¡Seamos parte del cambio y no solo espectadores!
Gilma Rojas Galeano

Testimonios