Retos de calidad en tiempos de COVID – 19

Por: Gustavo Adolfo Rincón Botero*

La emergencia generada por la rápida expansión del virus Covid-19 ha obligado a las autoridades nacionales y locales a decretar confinamiento preventivo en todo el territorio colombiano. Esta situación nos ha enfrentado a retos jamás imaginados unas semanas atrás, cuando solo pensábamos que con unas cuantas medidas sanitarias –en los lugares que frecuentamos– bastaría para controlar la situación. Quién hubiese imaginado que en pocas semanas todos estaríamos en nuestras casas –ante todo cuidándonos y cuidando de nuestras familias– cumpliendo con nuestras labores diarias. Y sobre todo, buscando la manera de reinventarnos para que la actual amenaza invisible no nos derrumbe como sociedad. 

Justamente una de las reinvenciones que más se nota por estos días, es la de todo el sistema educativo. Las formas de enseñar y aprender, los actores inmersos en estos procesos, y las propias instituciones, han tenido que cambiar con gran rapidez para enfrentar la difícil pandemia mundial. Esto, lógicamente ha traído un sinnúmero de preguntas que avisoran una gran complejidad, producto de la incertidumbre que se manifiesta en todas las esferas.  

Sin lugar a dudas, uno de los cuestionamientos que tenemos que empezar a resolver está ligado con las condiciones de calidad que se deben tener en los procesos de formación al interior de las Instituciones de Educación Superior, particularmente lo relacionado con la formación presencial y el uso de las tecnologías de la información y la comunicación para asistirla en su desarrollo.

En estos tiempos de crisis y mientras el Ministerio de Educación Nacional –en conjunto con las IES– va trazando la ruta que nos permitirá tener mayores claridades frente a la calidad en la educación superior, las universidades debemos partir del contexto que ha hecho se modifiquen nuestras actuaciones de cara a la realidad mundial. 

Verbigracia, en la Uniquindío desde el 16 de marzo se suspendieron las clases en todas las sedes con el fin de cuidar la integridad de los miembros de la comunidad universitaria. Una semana después, se reanudaban clases en las diferentes modalidades, gracias al esfuerzo y trabajo interdisciplinario que se hizo para retomar la formación utilizando las tecnologías de la información y la comunicación.

En un tiempo récord, los profesores y estudiantes fueron habilitados en Moodle y se desarrollaron capacitaciones para que los profesores pudiesen utilizar sus contenidos en dicha plataforma. También se brindó a cada profesor el acceso a la herramienta Cisco Webex para los encuentros sincrónicos, sin dejar de lado otras plataformas virtuales que los docentes han implementado en el desarrollo de sus cursos y que han apoyado los procesos de formación como classroom, zoom, google meet, whatsapp, entre otras. A este proceso se le conoció desde un inicio como la Ruta de las Oportunidades, una estratagia que lideró el Consejo Académico, la Rectoría, la Vicerrectoría Académica y sus diferentes unidades adscritas.

A lo anterior, también se le han sumando iniciativas como la campaña “Juntos Saldremos Adelante”, para apoyar los estudiantes con dificultades económicas, sociales, psicológicas o académicas en este período. Y también contamos con otras actividades de formación integral que han venido promoviendo el Instituto de Bellas Artes, la Biblioteca CRAI, la Emisora La UFM, Bienestar Institucional y, por supuesto, cada una de las facultades. 

Sin duda, el reto es enorme. Sobre todo si tenemos en cuenta que algunos estudiantes han manifestado tener dificultades para continuar con sus procesos de formación, toda vez que presentan limitantes a nivel tecnológico o su entorno inmediato tienen problemas a nivel económico, producto del contexto social en todo el país. 

Este tipo de escenarios, que no es propio solo de la Universidad del Quindío, si no que se configura como una generalidad en todo el sistema de educación, nos llevan a considerar que las condiciones de calidad sufrirán modificaciones acordes con este panorama que se ha descrito. Pensar lo contrario, es una manifestación utópica y sin sentido. 

Será un desafío plantear esta discusión sin tener la certidumbre de qué ocurrirá en un mediano plazo con las medidas de emergencia sanitaria decretada por el gobierno nacional. No obstante, de todas las crisis surgen las oportunidades y las grandes transformaciones, por lo que frente a este reto surgen diferentes propuestas para que tanto profesores como estudiantes reflexionen sobre la calidad de la educación superior en tiempos de crisis y, sobretodo, preguntarse cómo pueden contribuir a mantener –e incluso mejorar– los aspectos claves para ello.

En este sentido, el Ministerio de Educación Nacional –a través de la Directiva No. 004 de 2020– ha advertido, entre otras cosas, lo fundamental de la calidad a la luz del panorama ocasionado por el COVID-19:

“  (…) 1. Para dar continuidad a los programas académicos con registro calificado en modalidad presencial durante el periodo de emergencia sanitaria, las Instituciones de Educación Superior de manera excepcional, podrán desarrollar las actividades académicas asistidas por las herramientas que ofrecen las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones TIC, garantizando las condiciones de calidad reconocidas en el registro calificado.

2. El uso de estas herramientas para el desarrollo de programas académicos con registro calificado en modalidad presencial durante el periodo que dure la emergencia sanitaria, es decir entre el 12 de marzo y el 30 de mayo del 2020, no implica el cambio de modalidad del programa” (resaltado fuera del texto original) (…)”.

Es decir, el mismo Ministerio ha autorizado el uso de las TIC para mediar los procesos académicos en los programas de educación superior en Colombia, sin necesidad de modificar el registro calificado o informar al MEN de estos cambios metodológicos. Sin embargo, se hace la advertencia que se deben garantizar las condiciones de calidad, sin que se explique el alcance de esta afirmación. 

Surgen entonces los siguientes interrogantes: ¿Cómo se concibe la calidad en este momento?, los profesores y estudiantes, con estos cambios, ¿qué entienden por calidad?, ¿cómo romper la barrera de la preconcepción que se tiene sobre la calidad con la mediación de la tecnología?

En virtud de lo anterior, desde la Uniquindío planteamos la siguiente ruta o propuestas para que la comunidad académica mantenga y mejore la calidad de la educación superior en los tiempos de la pandemia:

  1. Las herramientas virtuales que se han habilitado por la emergencia llegaron para quedarse, aún después de que esta se termine. También se habrá acelerado el momento para que el Sistema de Aseguramiento de la Calidad defina con claridad, los criterios específicos para evaluar programas virtuales, a distancia y presenciales que hagan uso de las TIC como herramientas de mediación.

Para las IES, en especial las públicas como la nuestra, implicará también el diseño de estrategias para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a equipos de cómputo y una conectividad adecuada, por lo que los equipos financieros y de planeación pueden aprovechar este período para ello.  Esto va a requerir, sin ninguna duda, apoyo y financiación del gobierno nacional por el alto costo asociado.

2. Es un momento oportuno para que todos los profesores hagan un gran esfuerzo para generar competencias digitales y apropiación de las mismas. Esto permitirá que se trabajen las competencias transversales –también llamadas blandas o globales– que van desde las tradicionales como lectura y escritura crítica, razonamiento matemático, trabajo en equipo, dominio de segunda lengua, hasta otras como empatía, solidaridad, creatividad, competencias tecnológicas (ISTE), ciudadanía mundial, redes conectivas, pensamiento sistémico, habilidades gerenciales, entre otras.   Con seguridad este tipo de competencias se pueden desarrollar con mediaciones virtuales, así como algunas disciplinares, aplazando las actividades que requieren la presencialidad como laboratorios, prácticas, entre otras.

3. La flexibilidad será un criterio de vital importancia al momento de diseñar las estrategias pedagógicas, curriculares y evaluativas.  Los profesores y estudiantes deberán ceder en sus posiciones antagónicas y encontrar puntos de acercamiento para que se alcancen los resultados u objetivos de aprendizaje propuestos.

4. Los profesores, paradójicamente, tendrán un mayor conocimiento de sus estudiantes, pues en la virtualidad hay más formas de participación. Por ejemplo, algunos estudiantes a los que nunca le habían escuchado la voz, se expresarán más fácilmente desde su computador o celular.  Para ello es importante que los profesores estén al tanto de las situaciones particulares de sus estudiantes y contribuyan desde sus posibilidades, a mantener la moral y el ánimo en alto. Pero también los estudiantes deben estar atentos al estado de ánimo de sus profesores y apoyarlos cuando desfallezcan en estos difíciles momentos. 

5. La evaluación será, tal vez, uno de los mayores retos, pero también la oportunidad de reflexionar sobre aquello de lo que nos han venido hablando en los últimos años: los resultados de aprendizaje.  Es un momento disruptivo para reflexionar sobre las metodologías y enfoques evaluativos y para que los programas académicos incorporen los resultados de aprendizaje en los procesos de autoevaluación con fines de acreditación, renovación de la acreditación o del registro calificado.   Ya algunas universidades han cambiando a evaluaciones cualitativas y desde los mismos estudiantes se escuchan propuestas innovadoras para su evaluación, sin demérito de la calidad. No podemos olvidar que en este momento el aprendizaje se centra en el estudiante, por esta razón cobra más relevancia el proceso (cualitativo) que el desarrollo de un examen u otra estrategia de evaluación cuantitativa.

6. La pandemia puede ser también una oportunidad de aprendizaje: modelos matemáticos para hacer proyecciones de su evolución, diseño y construcción de respiradores, elementos de protección para el personal de la salud, alimentación saludable, manejo de residuos en las viviendas e impacto ambiental, pedagogía con la familia, son entre otras muchas, alternativas para desarrollar competencias en los estudiantes tan importantes para su desempeño profesional como para la sostenibilidad del planeta.

En general, es necesario tener la mejor disponibilidad y la mente bien abierta para explorar, analizar y aplicar todas las estrategias que nos permitan hacer frente a estas situaciones inesperadas y así ganar capacidad de reacción para el futuro.  

Finalmente, se ha vuelto lugar común decir que cuando termine la emergencia del Covid 19 el mundo habrá cambiado, pero esta verdad de Perogrullo sí que será válida en el sistema educativo, que no volverá a ser el mismo y si ponemos de nuestra parte, seguro será para bien.

* (Jefe de la Oficina de Gestión y Aseguramiento de la Calidad, profesor catedrático; Consejero Comisión Nacional Intersectorial de Aseguramiento de la Calidad de la Educación Superior CONACES)

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