La Inclusión, tarea de todos

Históricamente se ha tenido la concepción que la discapacidad es “un problema” de unos cuantos, que las víctimas del conflicto son responsabilidad del estado, que quienes son “diferentes” “pertenecen” a otro entorno, que sólo un determinado grupo de personas o ciertas instituciones son responsables de la inclusión.

Lo cierto es que la inclusión social y educativa es un asunto de todos. La misma palabra así lo establece, y es que desde el contexto socio cultural que nos desenvolvamos estamos llamados a ser actores activos de los procesos inclusivos. Los mismos que permiten que cada uno desde nuestra singularidad seamos autónomos, participativos y altruistas.

También es cierto que la discapacidad se presenta de acuerdo a la interacción de la persona con el entorno. Por lo tanto, no es un “problema”, es una situación que está en nuestras manos acrecentar o aminorar.

Lamentablemente la falta de empatía en algunos casos y el desconocimiento en otros nos llevan a que como sociedad seamos indiferentes ante las situaciones que requieren acciones concretas. Dejamos “la tarea” para alguien más.

Y es que las excusas están servidas, resulta más fácil decir: “no sé del tema”, “hágale usted que puede”, “usted que, si sabe”, “yo ya no estoy para esas cosas”, “eso es mucho trabajo” en fin…

Todos queremos ser mejores maestros, mejores psicólogos, ingenieros, científicos, médicos, antropólogos, ser los mejores en nuestra profesión. Pero sí carecemos del sentido humano que nos lleva vivir la inclusión, habrá una falencia latente en nuestro desempeño.

Entonces ¿qué podemos hacer? La solución está en nuestras manos: asumamos nuestra parte en la inclusión. En esa inclusión desde la que vamos batallando por la equidad entre todos los seres humanos, personas con y sin discapacidad, grupos afros, comunidades indígenas, víctimas del conflicto, personas con déficit de atención, migrantes, y otras características que hacen que desde la óptica humana tengamos una pluralidad étnica y cultural, que nos impulsa a valorar la diversidad que nos caracteriza. Y es que debemos tener muy en cuenta que no todos somos iguales, somos seres humanos diversos, sujetos en igualdad de derechos. Y esto es lo hermoso de ser humanos.

Gilma Rojas Galeano

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