En el marco de la Semana por la Paz 2018 y por invitación de los Programas académicos de Filosofía, Trabajo Social de la Universidad del Quindío y de la Red de Iniciativas Ciudadanas por la Paz Redepaz, disertó en el auditorio Bernardo Ramírez Granada el destacado filósofo Sergio De Zubiría Samper, docente del programa de Filosofía de la Universidad de Los Andes de Bogotá.

Sergio De Zubiría Samper. Lasdosorillas.com
Al agradecer la respuesta del público asistente en la mañana del viernes 7 de septiembre, De Zubiría Samper expresó, en relación a la importancia del poder de la pregunta: “expresar la emoción en una sociedad que ha hipertrofiado el racionalismo, es empezar también a darle un poquito de mayor sentido a eso tan difícil que es la existencia humana. No más recordar a Federico Nietzche, cuando en el nacimiento de la tragedia, nos recuerda la verdad sideráica más profunda: “la vida en sí misma no tiene sentido. Hay que inventarle uno”.

En el auditorio Bernardo Ramírez Granada se celebró la disertación sobre la paz. (Foto: Buenagente periódico)
Agregó el docente universitario: “La filosofía, el arte, la conversación, la cultura, el servicio, la amistad, el afecto, la escucha, el cuidado. Una pregunta orienta en cierta dirección, nos recuerda Heidegger reiteradamente, pero también toda la filosofía desde los presocráticos nos anuncia que no existen preguntas ingenuas y menos, preguntas neutrales. ¿Hacia dónde va la paz? Filosóficamente esa pregunta nos obliga a hacer algunas reflexiones. Benjamín cuando era presidente de la Unión de Universitarios Libres de Alemania, dijo algo verdaderamente monumental: ´El valor espiritual de una comunidad son sus preguntas, no la ansiedad de respuestas´. Quienes luchamos toda la vida, valoramos como nada, casi que retorcemos las preguntas; casi que las volvemos a reformular porque no queremos respuestas. Amamos la sabiduría, amamos el conocimiento porque no tenemos vocación de resultados, de éxitos, de eficacia”.
¿Hacia dónde va la paz?
Sostuvo Sergio De Zubiría Samper, hermano de los artífices del Instituto de Pensamiento Merani y de la Pedagogía Conceptual, que la pregunta Hacia dónde va la paz, tiene una primera premisa: “El ser humano, tal vez por su propia naturaleza, diría Aristóteles, no puede perder nunca la capacidad anticipatoria. El día que los seres humanos no le otorguemos al pensamiento la capacidad de crítica y que los seres humanos rindamos culto solo al presente y al Status Quo y no nos hagamos preguntas sobre otros mundos posibles, prefiero la muerte”.
Expresó el filósofo, miembro de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas CHCV, que estas reflexiones no se tratan de una mirada anticipatoria, como una adivinación, como una especie de iluminación; se trata de un ejercicio racional, emotivo, apasionado. “Popper nos decía ´sin pasión no hay conocimiento´. Para tratar de detectar tendencias, contratendencias, contradicciones, Maquiavelo, Lennin y Gramsci lo llamaban el ´análisis concreto de la situación concreta´. La propia vida humana es eso, la tensión entre lo vivido, lo deseado y lo exodeseado que puedo volver posible. Esa tensión de los tiempos y de la existencia es completamente insuperable. El día que perdamos la capacidad de otros mundos posibles, perderíamos la identidad como el Continente de la Utopía que es América Latina”.
El horror de la humanidad quedó sepultado entre 1922 y 1933 en los campos de concentración del fascismo

Los programas de Filosofía y Trabajo Social se unierón con Redepaz en este evento académico (Buenagente Periódico)
Indicó que no se trata de una evolución lineal, de una visión evolutiva por peldaños, como una especie de fatalidad hacia dónde vamos, sino que siempre hay más de un escenario posible. “Esa visión evolutiva, lineal, unidireccional murió con el fascismo, murió en el año 1922 y 1933; a nadie se le había ocurrido que la sociedad Eurooccidental terminara en los campos de concentración de Auschwitz y de Treblinka. La capacidad para el horror, la barbarie y el mal, donde los hombres y mujeres gitanos, comunistas y judíos, se volvieron jabón, peinillas y carteras en la racionalidad instrumental euroocidental. Si eso fue posible, ya no hay que creer de manera ingenua en el progreso; por lo tanto, el papel de los sujetos, que pueden reorientar condicionados por ciertas circunstancia la historia es el problema de toda ciencia social. Si el ser humano, que sabemos está condicionado por ciertas circunstancias, no pudiera de alguna manera, por su voluntad y capacidad imaginativa y creativa, redireccionar su historia, no habría ciencias sociales, no habría filosofía”.

Gran acogida tuvo la charla del maestro De Zubiría en Uniquindío (BuenaGente Periódico)
Expresó el doctor De Zubiría Samper que el papel de los sujetos en nuestras prácticas del cuidado será determinante para salvar la paz. Lo que el padre Mauricio García Durán llama “el trabajo de la paz interior”. Sostuvo que la historia no son simplemente estructuras, la historia es con sujetos y esos sujetos somos nosotros mismos y mismas condicionados por ciertas circunstancias, inspirado en un gran poeta “cuando se acerca la salvación, cuando se acerca la redención, se incrementa el peligro”. “De alguna manera, una crítica radical a la idea ingenua del progreso. Cuando se hizo el Acuerdo de La Habana, entre las Farc y el Gobierno Nacional, se abría una ventada a salir de la peste de esa ideología que consideraba que en Colombia no había habido conflicto, pero cuando apareció esa esperanza, el peligro se incrementó”, sostuvo.
La intervención del invitado especial al evento académico de la Semana por la Paz, cerró con un intercambio de opiniones y un panel de interacción con los asistentes.