Los docentes uniquindianos Francisco Castaño Herrera y Oliverio Gómez Hernández de los programas de Licenciatura en Ciencias Sociales y Trabajo Social respectivamente, presentaron las principales conclusiones de su trabajo de investigación “La inclusión ciudadana para el postconflicto: presupuestos en los planes de desarrollo institucional de las principales universidades públicas del eje cafetero y en sus componentes estamentarios (docentes, trabajadores y estudiantes)”, emprendido desde los grupos de Investigación “Etnopisteme” de la Facultad de Educación y “NoViolencia, Paz y Desarrollo Humano” de Ciencias Humanas y Bellas Artes.

Francisco Castaño Herrera, docente de la Facultad de Educación
El objetivo general de la investigación consistió en “Analizar los planes, programas y proyectos de desarrollo institucional, y los demás estamentos de las principales universidades públicas del eje cafetero, en su relación actual y prospectiva para la inclusión ciudadana en los procesos del posconflicto colombiano”, para ello se plantearon objetivos intermedios como: la identificación del papel actual de los planes, programas y proyectos de las universidades del eje cafetero y la de sus estamentos en el desarrollo de ciudadanías inclusivas con sectores excluidos y vulnerables asociados a las causas del conflicto colombiano.
De la misma forma establecieron la relación entre los proyectos, programas y planes actuales de las instituciones universitarias y de sus estamentos con la prospectivas del postconflicto colombiano y las experiencias similares a nivel internacional al tiempo de caracterizar la situación de las instituciones universitarias y de sus estamentos en los posibles escenarios del posconflicto colombiano.
La investigación descriptiva, con una duración de 18 meses, se realizó en las ciudades de Armenia, Pereira y Manizales, sedes de la Universidad del Quindío, Tecnológica de Pereira, Universidad de Caldas y Universidad Nacional sede Manizales.
El docente Castaño Herrera indicó que esta investigación se propuso identificar los presupuestos y procesos de inclusión de los estamentos de la universidad pública del eje cafetero. “De tal forma describimos, analizamos e interpretamos los contenidos de los planes de desarrollo institucional, de los proyectos y de los programas escritos y vigentes de la universidad y sus componentes estamentarios, a la luz de los supuestos de inclusión social, política, económica, cultural y académica de los actores sociales, políticos, directos e indirectos del conflicto armado colombiano”, sostuvo.

Investigadores sociales Francisco Castaño y Oliverto Gómez
Francisco Castaño Herrera, expresó que, desde la antigua visión de la investigación, se estaban articulando las facultades y por tal motivo aparecen la Facultad de Ciencias Humanas y Bellas Artes y la de Educación trabajando de manera conjunta, en esta investigación de tipo descriptiva donde participaron las tres instituciones públicas de educación superior más representativas del Eje Cafetero: “Nuestro grupo de Investigación Etnoepisteme apunta a abordar los problemas sociales paralelo al ámbito pedagógico y es por ello que adelantamos “La inclusión ciudadana para el posconflicto” en conjunto con el grupo Noviolencia del programa de Trabajo Social”. Añadió que “esta encrucijada actual que se plantea a la sociedad colombiana frente al cambio de gobierno y ante unos sectores que no están preparados para superar el problema de la guerra, nos hace afirmar que el posconflicto no es con los grupos armados, no es con los actores violentos; el posconflicto involucra a todos los actores sociales. Con un sistema de salud traumado que nos demuestra que nuestra sociedad fue preparada para la guerra. Vemos sectores agrarios víctimas del despojo que hoy reclaman tierra, y otros actores que se oponen a entregar lo que arrebataron con violencia y que son precisamente quienes tratan de seguir impulsando la guerra”.
“En estas estrategias de desconfianza, de miedo y de incertidumbre, juega un papel importante lo enunciado por Ulrich Beck, en su teoría sobre “la sociedad del riesgo” quien nos muestra en el mundo postmoderno que los mecanismos que se desatan para poder dominar a la sociedad están sustentados en generar terror o miedo. De ahí surge la figura del “enemigo interno en Colombia” como mecanismo perfecto para dominar a la sociedad y que así haya desaparecido un grupo guerrillero como las Farc después de más de cincuenta años de confrontación armada, solemos escuchar expresiones retrógradas por parte de sectores que siguen empeñados en continuar generando conflicto interno. En conclusión, lo que necesitamos es una sociedad ordenada para la paz, no salvadores supremos que impongan ´la mano dura´ en una sociedad atemorizada por los últimos hechos de violencia contra los líderes sociales”, explicó el académico Francisco Castaño, quien además indicó:
“La Universidad pública colombiana tiene un gran desafío con este empeño de pacificación colombiana, como sociedad civil emergente. La universidad no puede seguir siendo cuestionada por graduar elementos para el mercado. Se debe generar conocimiento amplio, complejo en los profesionales para que tengamos ciudadanos competentes.”
Oliverio Gómez Hernández, coinvestigador aclaró: “La investigación que adelantamos titulada ´Inclusión ciudadana para el posconflicto´ buscó hacer un aporte a pensar la universidad en relación con el conflicto armado en particular, pero, sobre todo, en relación con cómo está preparada la universidad para el posconflicto. La investigación intenta mostrar cuál es la disposición universitaria en las universidades públicas del eje cafetero, para aportar a la construcción de una sociedad que promueva la convivencia pacífica”.

Investigador del Grupo Noviolencia, Paz y Desarrollo Humano, facultad de Ciencias Humanas
Continuó Gómez Hernández: “Necesariamente pensamos, primero en la disposición frente a los excombatientes, es decir quienes se reincorporan a la vida civil y, en segundo término, a las víctimas del conflicto armado. Otro componente fundamental es el entorno, es decir, los sectores sociales en donde se ha desarrollado el conflicto armado. Por todo eso, la investigación, de alguna manera intenta dar cuenta, de manera integral, de la disposición de la universidad pública del eje cafetero, en relación con la inclusión en sus planes y proyectos con ese tipo de actores y, por tanto, en la búsqueda de la construcción de mejores condiciones para un postconflicto sostenible. Mostramos, por un lado, una realidad: la disposición universitaria para apoyar ese proceso, y, por otro lado, intentamos dar cuenta de las acciones emprendidas por cada institución universitaria y en los entornos del conflicto armado. Así las cosas, la investigación está muy bien intencionada para medir, de alguna manera, cómo estamos para aportar desde la universidad a la gran tarea de construcción de un país en paz”.
“Postconflicto no es solo la idea de paz y democracia” sostiene el docente Francisco Castaño, y añade: “nuestra sociedad, que es muy pobre, debe mejorar económicamente porque mejorando ese aspecto superamos vastos problemas de nuestra sociedad. Le podemos decir a los campesinos cocaleros que dejen de producir coca, y siendo personas conscientes del daño que se derive del uso indebido de esta planta, es necesario presentarles alternativas productivas para su sostenimiento y el de sus familias, porque su estabilidad económica no está resuelta. Ahí no cabe el concepto de una sociedad justa y una democracia equilibrada, sin el complemento del desarrollo económico para estas comunidades, basados en la redistribución”.
Oliverio Gómez destacó la misión de la universidad pública y que tiene que ver con los compromisos establecidos en valores y postulados de la sociedad: “La universidad pública hace algunos esfuerzos en el contexto del posconflicto y en los procesos de paz, de ahí que el SUE ha hecho público el compromiso, con el decálogo donde asume su rol en relación con los procesos de paz, la implementación y el postconflicto. Ese es un paso significativo desde nuestro punto de vista. La misión de nuestra Universidad del Quindío y a incluye la expresión “educar para la paz y el posconflicto”, el cual consideramos un avance. Nuestro proyecto de investigación mostró dos aspectos importantes, el primero, las universidades del eje cafetero adelantan importantísimas iniciativas como aporte a la construcción de paz, la educación en derechos humanos y la formación en competencias ciudadanas para el posconflicto; así mismo, desde las responsabilidades derivadas de la gestión del SUE, se han asumido tareas desde la Mesa de Gobernabilidad y Paz, para enriquecer y enaltecer el papel que tiene la universidad pública frente al posconflincto. Esto nos muestra unas acciones concretas de nuestras universidades para aportar a este hecho histórico de nuestro país como lo es el avance hacia una sociedad en paz más justa, equilibrada y sostenible”.
Con todo esto, los investigadores Castaño Herrera y Gómez Hernández, consideran que sí es posible aportar ideas creativas en favor de la paz en Colombia, como es el caso de la Universidad del Quindío que durante muchos años realiza unas estrategias con las víctimas a través del proyecto CEPAS en conjunto con Bienestar Familiar, digno de admirar y de todo reconocimiento, pues vincula menores de edad, víctimas del conflicto armado. La UTP también tiene un trabajo muy importante frente al conflicto y los diferentes actores armados, logrando atemperar la convivencia dentro de su campus, mejorando las condiciones de quienes fueran actores violentos y víctimas. La Universidad de Caldas y la Unal sede Manizales así mismo han mostrado experiencias y hechos significativos en la investigación de campo, trabajando con víctimas del conflicto, reflejo del compromiso con la actual coyuntura y con la construcción de un futuro deseable. “Lo que se requiere es que nuestra sociedad cambie de actitud, porque observamos una sociedad apática a la participación política y con enorme descofianza frente a todas las iniciativas que propenden por un país en paz”, sostuvo el investigador social Castaño Herrera.